Horarios

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sábado, 30 de mayo de 2020

YOGA ONLINE Y PRESENCIAL




Os informo que en el mes de junio inicio clases de yoga online a través de la aplicación Zoom, de forma que puedas seguir una clase de yoga de 1 hora y 15 minutos desde tu PC, portátil, tablet o móvil.

Martes y jueves a las 20:30 H y viernes a las 19:30 H (excepto el 19 de junio). Las clases se grabaran en la nube por lo que podrás disfrutar de ellas en cualquier momento (se actualizarán semanalmente).

También estamos poniendo en marcha grupos presenciales, de momento con reducción de aforo y tomando las medidas higiénicas correspondientes. 

Quedo a tu disposición para aclarar cualquier duda en 607468283 ó yogasolarananda@gmail.com

jueves, 7 de mayo de 2020

YOGA Y CAMBIO



"El cambio se produce cuando uno se convierte en lo que es,
 no cuando trata de convertirse en lo que no es" 
A.R. Beisser


En palabras del Maestro Marcelli, Yoga (es decir, la unión) es la experiencia profunda de uno mismo. Esta experiencia de uno mismo es la individualidad, la exclusividad, en una forma de expresión única del Ser. Ser que una vez descubierto, nos dicen, implica la Unidad de esa Diversidad. Una misma meta, alcanzada por infinitos caminos individuales. Algunos han llegado a esta experiencia profunda de sí mismo y han establecido por si mismos o mediante sus discípulos una línea o un método que a ellos les sirvió. El camino que sigue un Maestro es muy respetable, pues nos indica que entre la situación actual y lo que pueda haber más allá, hay un camino y una esperanza de ser recorrido. Pero cada uno de nosotros ha de caminar su propio camino. Y un camino empieza en donde estoy. En donde estoy realmente, no en donde creo estar o en donde me gustaría estar. La percepción del sí mismo implica desnudarme de todo lo que pueda ser especulativo o deseado desde mi mente. La imitación no tiene por qué funcionar. Hemos de encontrar nuestro propio camino. Las referencias de otros nos ayudan a testar nuestras capacidades y nos afinan para ir descubriendo nuestra propia partitura.

El mundo nos muestra lo que somos mediante la consideración de tal como un espejo que refleja aquello que soy. Para algunos, la mayoría quizás, el mundo es un lugar en el que acontecen situaciones de tres tipos, las que me agradan, las que me desagradan y las que aparentemente no me afectan. Así, puedo justificar mis estados internos en base a lo que pasa fuera, bien si fuera está bien, mal si fuera está mal. Pero aquí hay que aplicar una inversión del pensamiento. Si estoy desequilibrado, el mundo, como espejo que es, me devuelve reflejada la imagen del desequilibrio que siento en mí, e igualmente ocurre con lo que siento como bueno y favorable. Así que según esto el mundo es mi creación mental, y para cambiar el mundo, para sanar el mundo, no es la acción en el mundo sino la acción en mi propia mente lo que es determinante. No digo que no haya que actuar en el mundo, ayudando a quien lo necesita, por ejemplo, sino que la acción en el mundo ha de ser desde la convicción de que esa necesidad que veo fuera está primeramente en mí, y que ayudando fuera me ayudo a mí mismo. El Dalai Lama, en alguna ocasión dijo algo así como que una de las muestras más grandes de egoísmo es ser generoso, pues el que da a los demás no deja de recibir.

Entonces, mi práctica de yoga empieza por reconocer en donde estoy. Conocer lo que mi cuerpo expresa, ver mis bloqueos, mis fortalezas y debilidades. Y para ello inicialmente lo que se hace es únicamente observar. Asana, la postura yóguica, es un arquetipo. Expresa un ideal espiritual desde la dimensión del cuerpo físico. Así que mi distancia espiritual respecto del arquetipo puede ser puesta de manifiesto en la distancia entre lo que mi postura expresa y lo que el arquetipo propone. Realmente lo que el arquetipo, la postura, propone es algo que en mi experiencia va cambiando a medida que avanzo en mi práctica, repitiendo la ejecución. Inicialmente me encuentro con las dificultades físicas y el tratar de enfrentarlas me va a mostrar lo que pasa en el campo emocional y en el plano mental. El asana como arquetipo universal es vivenciado en mi práctica individualmente como un experimento, como una situación de conflicto en la que, a modo de espejo, me refleja el cómo estoy en mi vida. Es fundamental realizar la práctica con una atención presente en el ahora en todo momento, de modo que podamos evitar o al menos identificar las intromisiones mentales, los automatismos, patrones y estructuras mentales que de forma insistente invaden nuestra experiencia del ahora. Todo aquello que nos quita de experimentar el ahora es una muestra de la neurosis que llevamos con nosotros. Así, mediante los llamados mecanismos neuróticos nos dedicamos a ver el mundo como espectáculo en vez de como el espejo que es.

Tres son los elementos que podemos usar para centrar nuestra atención y desde esa concentración ser capaces de detectar las intromisiones de las interrupciones mentales. La observación del cuerpo, la observación de la respiración y la observación de un punto de atención mental.

En nuestra práctica de asana el cuerpo nos da información de inmediato. Aquí estira, allí comprime, esta cadena muscular se activa, aquella se estira. El arquetipo nos propone de forma clara la acción musculo esquelética ideal, y nuestra experiencia nos informa de lo que realmente existe. La cadena muscular está contracturada y no se estira, en aquella otra no tengo fuerza y no puedo sostenerme, etcétera. Con atención sostenida y presente llegará un momento en el que conocerás tu cuerpo y que aquello que es capaz, así como la intensidad y ritmos que a ti te van a ir bien para tu avance (individual, único). Lo mismo podemos decir de la respiración. Existe una capacidad pulmonar teórica y luego está lo que realmente puedes solicitar de tu respiración dada la disponibilidad de la musculatura implicada. Aquí los bloqueos que indicábamos a nivel general para el asana se particularizan en la respiración, e igualmente en primer lugar reconoceremos en dónde estamos y de qué manera y a qué ritmo podemos ir cambiando y ampliando nuestra capacidad respiratoria.


Cuando hayamos asentado en qué estamos a nivel corporal y respiratorio comenzaremos un avance hacia un yoga de mayor eficacia en cuanto a nuestro propósito (experiencia profunda de mí mismo). Cuando el cuerpo y la respiración empiezan a estar en su lugar sano y vital, profundizaremos en el entrenamiento mental mediante la concentración en un punto de atención mental. Los puntos a observar son aquellos que en cada asana me indican un trabajo energético, relacionado con la anatomía sutil del yoga, que centramos en la observación de los chakras principales. Los chakras siguen siendo a efectos de esta disertación una forma de arquetipo. Cada uno representa áreas de nuestra naturaleza, tanto la obvia (física, emocional y mental) como la sutil (espiritual y planos del Ser). Considerando que la energía sigue a la atención, cuando nuestra atención se centra en un chakra en concreto estaremos llevando nuestra energía a ese lugar para que en él actué y potencie lo que pueda ser potenciado o deshaga lo que deba ser deshecho. Así que a la vez que nuestra atención se centra en el punto correspondiente, a la vez que el trabajo energético se produce, nuestra mente se centra y se calma y llegado el caso la aparición de las distracciones se hará manifiesta y evidente. En estos casos, como siempre que algo nos arrastre del momento presente, la indicación es clara, anotar qué es lo que nos ha distraído y volver al punto de atención mental. Con la acumulación de práctica seremos capaces de hacernos un mapa de nuestras distracciones y llegará un momento en que en nuestras meditaciones le demos uso a lo descubierto.

Y de todo lo que se ha dicho ¿Cuál es la clave? La práctica, practicar es lo fundamental, sin práctica no hay experiencia, sin vivir la experiencia de asana, sin vivir el conflicto o la crisis que nos propone el asana, no vendrá la conciencia de qué soy y hacia dónde voy. Se ha dicho: un gramo de práctica es más necesario que un kilo de teoría. Pero la práctica no va sola. Tradicionalmente en yoga se informa que esta práctica ha de ir acompañada de otra herramienta: el desapego. No esperes obtener gran cosa de tu práctica si tu intención no está clara. Que tu práctica sea libre de expectativas, de metas o deseos. Los avances verdaderos y permanentes son imperceptibles. Lo que se obtiene rápido, rápido puede perderse. El avance esencial es el micro-avance que se va consolidando poco a poco y que una vez conquistado permanece en ti. De un día para otro es fácil no notar nada llamativo. Y así, por ejemplo, durante un año en tu día a día nada excepcional está pasando, sin embargo, pasado un año miras atrás y comparas y el cambio se ha producido en ti. Has cambiado por ser lo que eres, momento a momento, día a día, pues lo único que es permanente es el cambio. Únicamente no cambia (no evoluciona) lo que se repite de forma neurótica (automática e inconscientemente). La elección es algo personal.