TAROT

Con la herramienta del Tarot podemos poner orden en el aparente caos subconsciente generador de los automatismos que dirigen nuestra vida. 

El Tarot es muy antiguo, nadie sabe cuánto, y nadie sabe de dónde procede, cuál es su origen. Qué importa, lo que sí sabemos es que aporta luz y claridad disipando la oscuridad y la confusión de nuestra mente. 

Cuando no sé dónde estoy ni a dónde voy, cuando tengo una decisión que tomar, y viajo en la duda, el Tarot puede indicarme qué energías arquetípicas están implicadas en el momento, qué puede ayudar, qué me está impidiendo ver, en qué me estoy enredando, de qué manera salir de la confusión. 

El Tarot no va a hacer el trabajo por mí, pero me puede indicar qué trabajo ha de hacerse, no dictamina la solución a mis problemas, pero, descartando todo aquello que no sirve y que me está confundiendo, puede indicar los aspectos principales implicados en la solución que libera.  

En la mente coexiste lo nuevo que quiere expresarse en la vida con lo viejo que tiene el derecho de permanencia. Sin embargo, parte de lo viejo, que en su día fue útil para mantener la integridad, ahora es un freno y limita el avance, pues no soltará fácilmente el uso del caudal de energía que maneja. Surge pues el conflicto. De una parte, lo nuevo, lo que nos hará crecer y ser más conscientes, demandando nuestra atención y energía. De otra parte, lo antiguo que ocupa un espacio en la mente y no quiere ser desplazado. Un acto de amor, de agradecimiento por lo que he sido, de perdón y agradecimiento hacia lo que soy, dará lugar a la liberación de esa energía que demanda lo nuevo. 

Psíquicamente el conflicto se vive fundamentalmente cómo confusión, que aquí no significa ignorancia, tú sabes lo que te conviene. Pero lo que te conviene se presenta en paridad de fuerzas con lo que debe ser abandonado. No saber provoca el bloqueo, la parada estéril de la que surge el sufrimiento. Y aquí, una ayuda externa puede venir a clarificar el mundo interno. 

De la decisión, de la elección clara, mana la convicción, una dirección que puedes seguir con fe, confianza, compromiso y perseverancia. Siguiendo la dirección que marca tu alma el mundo adquiere otro color, el espacio otra dimensión, el tiempo otro ritmo: retomas tu senda, fluyes por tu camino.

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