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viernes, 17 de septiembre de 2021

EL CAMINANTE Y EL CAMINO

El caminante de la vida sabe que es un caminante y que su vida es el camino

Transitamos por la vida a través de automatismos y actos inconscientes. En muchos de nosotros se ha producido una caída hacia la oscuridad y la sombra, dando la espalda a la luz que habita en nuestro interior, y en último término, de ello deviene el dolor y el sufrimiento. Sin embargo, esta luz, llegado el momento, empieza a pulsar allá dentro y genera un deseo profundo de reconectar con la esencia luminosa. El deseo de reconexión debe ser atendido pues es condición necesaria para el avance, para tener la posibilidad de ser creadores de nuestra vida, dejando de lado esa opción tan común del viaje inconsciente en nuestro caminar. El caminante de la vida sabe que es un caminante y que su vida es el camino. Para ello es preciso despertar y atender el deseo de tomar consciencia del caminar y del camino.

Estamos constituidos por un enlazamiento de energías que nos influyen y condicionan:

·         Lo que hemos vivido y ha quedado registrado en nosotros de forma consciente o inconsciente. Cuando no hay consciencia de ello, lo vivido se convierte en un mecanismo de repetición y se repetirá hasta que nos demos cuenta de su existencia. Cuando lo vemos lo podemos cambiar.

·         Nuestros propósitos de vida, proyectos de futuro, quizás aún por descubrir y que marcarán la dirección del camino por recorrer. Todas las posibilidades están ante ti. El futuro no ha sido escrito, no ha dejado huellas pues aún no existe. Existen tendencias que de no cambiarse nos abocan a una dirección y a un alcance vital que no prometen nada bueno. Retoma tu poder de decisión, el poder de poder poder, y cambia el guión.

·         El mundo de las ideas y conceptos que habitan y conforman nuestra mente y nuestra visión del mundo. ¿Cuánto de la culpa y el miedo inoculados por la cultura dominante persisten en ti? ¿Puedes llegar a considerar que otra ideación, basada en el amor y la confianza, es posible?

·         Nuestra realidad concreta, el mundo de formas en el que nos sostenemos y nutrimos. El trabajo, nuestras posesiones, el dinero, la familia y amigos.

·         La de la Tierra, de la Madre Naturaleza, que nos abre al disfrute de sus creaciones. La ansiedad, la voracidad, son un peligro en nuestra relación con lo nutricio de la naturaleza. Esta cuestión ha de ser necesariamente considerada. Cuántos avisos más necesitamos para frenar el expolio y la sobreexplotación de los recursos naturales. Globalmente parece insostenible y sin embargo es fácil renunciar a la responsabilidad individual, en base a que poco puedo hacer o cambiar individualmente. Falso, la voracidad es una emoción, una forma de responder, que puede ser cambiada. ¿Será quizás que estamos tratando de llenar un vacío interior con la sustancia inadecuada?

·         Y finalmente, la energía que procede del Cielo. Que nos invita a trascender lo terrenal para iniciar un viaje de descubrimiento de nuestra verdadera naturaleza interior. La materialización del espíritu y la espiritualización de la materia, adoptan una forma concreta en cada uno de nosotros, nuestra labor es descubrir cuál. ¿Y si fuera esta energía la que puede llenar nuestro vacío interior?

Una parada es esencial para poder tomar conciencia de dónde estamos en el camino de nuestra vida, reconociendo lo enfermizo, lo artificial o lo superfluo de nuestro estado. Asimismo, la parada nos permite iniciar la gestación de lo que vendrá luego, una vez que hayamos identificado los automatismos del ego que nos han marcado en el pasado. 

Es conveniente reconocer en qué punto estamos. Qué es deficitario y debemos alimentar, cuáles son nuestros talentos a potenciar. 

¿Y todo esto para qué? Para iniciar un nuevo ciclo, retomar el camino y la actitud adecuada del caminante, sin saber a dónde nos lleva este camino (recuerda el futuro está por escribirse). Y para ello es fundamental posicionarnos en el equilibrio. Equilibrio físico, financiero, emocional, mental…

Las técnicas del yoga y la meditación, el estudio, el darse cuenta, la relajación, la visualización y una correcta nutrición son herramientas esenciales que podemos utilizar para recuperar el equilibrio y obtener lucidez y discernimiento para hacer un diagnóstico, cambiar patrones antiguos que ya no sirven y evolucionar para seguir un camino de vida genuino.

Puede parecer una tarea difícil, sin embargo, es accesible. No hay peor limitación que la autoimpuesta, a veces el primer paso es el más difícil de dar, pero considera que sin ese primer paso no hay travesía que pueda ser culminada.

 


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