La música, de acuerdo con
ciertas reglas, determina emociones distintas según la semántica musical.
También están definidos una serie de movimientos básicos llamados categorías de
movimiento: amplitud, potencia, extensión, fluidez, levedad, sensibilidad, etc.
Algunos de éstos se pueden encontrar en otras disciplinas, pero no asociados
con la emoción. Incluso, hay varias categorías de movimiento relacionadas
solamente con el movimiento en pareja; nuestro movimiento en relación con el de
otra persona. La Biodanza cuida de tres relaciones: con uno mismo, con el otro
y con la totalidad, entendiéndose también, esta última, como el grupo de
personas que están en ese momento practicando. Uno de sus principales
beneficios es que las personas reconozcan sus propias emociones, que puedan
tomar posesión de lo que sienten y no que lo que sienten tome posesión de
ellas.
Nacemos con todos los
movimientos. Fíjate en la gracia y espontaneidad con la que se mueven los
bebés. Según vamos creciendo, a través de nuestras experiencias en la vida, la
cultura y educación, empezamos a movernos de una manera determinada, y a
marginar, reprimir u olvidar otras posibilidades. Nos identificamos consciente
o inconscientemente con una postura y forma de movernos, aunque en potencia,
todos los movimientos siguen estando en nosotros. Incluso, aparece la figura de
un “crítico interno” que juzga cuáles son las formas correctas e incorrectas, y
pone límites a nuestra experiencia. Si recuperamos nuestra capacidad de
movernos, recuperamos riqueza existencial, nuestra capacidad para vivir
plenamente y aumentar la libertad de “estar en este mundo”. Todo movimiento
tiene resonancia en la vida, y la vida, resuena en el movimiento. Es una vía de
dos direcciones.
En Biodanza se da la bienvenida a
la diversidad de movimientos y al desarrollo de la integración y fluidez entre
los mismos. Por ejemplo, podemos pensar en una persona con un movimiento
mayoritariamente rígido y recto, y en otra con uno más flexible y curvo. Esto
puede ser un reflejo de cómo son y se desenvuelven por la vida. Ninguno de
estos movimientos, comportamientos o personas son mejor que el otro. Hay
momentos de nuestra vida en los que necesitaremos ser rígidos y rectos y, en
otros momentos, lo más natural será ser flexibles y curvos. En el desarrollo de
la fluidez entre ambas posiciones y su integración en las personas, es donde
radica el trabajo de la Biodanza Otra Mirada.
Ángel Gil.
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