En este mundo que nos toca vivir se ha instaurado la creencia de que el azar ocasiona muchos de los eventos que suceden colectiva e individualmente. Sin embargo, para la sabiduría perenne está claro que todo efecto tiene una o varias causas, y en función de las características del sujeto y el evento, se puede indagar en la causalidad de lo que acontece, y por tanto en la responsabilidad que, como sujetos de estos eventos, tenemos en su creación.
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